miércoles, 28 de enero de 2015

En busca de la inmortalidad




Esta vez en La Escóbula de la Brújula íbamos a hablar sobre la Inquisición, así que me pareció divertido llevar la búsqueda de la inmortalidad a mi sección El laboratorio del Imaginante: más de uno hubiera acabado en la hoguera si le pillan haciendo algunas de las cosas que vamos a ver ahora.
Porque, ¿transfusiones de sangre de dulces efebos en pleno siglo XXI? ¿De verdad? Pues sí, y hasta avaladas por sesudos estudios de la Universidad de Stanford.
Eso, y mucho más...

viernes, 21 de noviembre de 2014

Neurocirugía del comportamiento (o cómo aprendí a amar que me manipulasen el cerebro)



Esto que os voy a contar es la versión extendida de mi sección El laboratorio del Imaginante que se emitió el pasado 19 de octubre (sí, actualizo el blog así de despacio... ¡ejem!) en La escóbula de la Brújula.
Tenía ganas de hablar por fin del cerebro, pues es uno de los campos de investigación en los que más se está avanzando y de los que más prometedores resultan. La tecnología y varias investigaciones paralelas están dando vida a todo aquello que Cajal observaba en sus tinciones, dotándolas de significado y permitiéndonos interactuar por fin. ¿Se puede leer un cerebro, saber en lo que está pensando su dueño? ¿Y escribir en él, insertarle recuerdos? ¿Y cambiarlos, trocar una sensación agria asociada a una vivencia por un recuerdo amable?
Pues de todo eso va la entrada de hoy.

viernes, 17 de octubre de 2014

Nanorrobots biológicos



He elegido inaugurar el Laboratorio del Imaginante con este tema porque reúne al mismo tiempo algunos de los campos punteros de la ciencia que vamos a tratar aquí: la genética, que está suponiendo una revolución; la biotecnología; la nanotecnología y, por supuesto, la convergencia de todo esto en los seres humanos, para los que va a cambiar la vida de una manera ostensible.

Un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro. La nanotecnología trabaja en la escala de los átomos, las moléculas. El famoso grafeno es una lámina de carbono de un sólo átomo de espesor, y un nanotubo de carbono sería una de estas láminas enrollada (ya veremos estos nanotubos cuando hablemos de interfaces cerebro-máquina). Los nanorrobots según vamos a verlos hoy, serían máquinas que trabajan a una escala molecular.

viernes, 12 de septiembre de 2014

EL LABORATORIO DEL IMAGINANTE

Ya es oficial: me incorporo al equipo del programa de radio La Escóbula de la Brújula para la temporada que se abre esta noche. Y lo hago con una sección nueva: El laboratorio del imaginante.

El laboratorio del imaginante es un lugar desde el que vamos a explorar el futuro. Y lo vamos a hacer gracias a una especie de alquimia: la mezcla de los descubrimientos más asombrosos de la ciencia de vanguardia con la potencia de la especulación científica.

Va a ser un viaje apasionante porque nuestra civilización está viviendo un momento muy interesante. Un cambio de paradigma, de nivel, como el antes y el después del uso de la electricidad. Pues algo igual o más grande es lo que estamos a punto de vivir. 

Por una parte, estamos empezando a desvelar el potencial de nuestro genoma. Gracias a ello vamos a ser la primera especie del planeta capaz de controlar su propio destino evolutivo. La clonación humana e incluso la posibilidad de constituir humanos transgénicos -con genes que nos otorguen casi superpoderes-, es algo que técnicamente ya es posible.

Este conocimiento cada vez más profundo de los resortes que animan el cuerpo humano nos va a permitir alargar cada vez más nuestras vidas. Con los mecanismos de reconstitución genética y los tratamientos hormonales que se están investigando, es posible que nuestros hijos rebasen la frontera de los 120 años, y sus propios hijos, la de los 200.

Como iremos viendo a lo largo de los diferentes programas, todo esto forma parte de la revolución biotecnológica. La biotecnología, que nos permite hasta sintetizar vida en un laboratorio, está aunando sus poderes con los de la electrónica para componer una nueva generación de máquinas con capacidades nunca vistas. Como las computadoras cognitivas, que aúnan la creatividad humana para resolver problemas con la capacidad de cálculo de los procesadores electrónicos.

Esto es posible gracias a nuestro conocimiento cada vez más profundo del cerebro humano. Un conocimiento que se está aplicando a la construcción de nuevos chips procesadores que imitan el funcionamiento de las neuronas. Chips que luego se ensamblan simulando las conexiones cerebrales. Esto ya se está haciendo. Incluso hay robots físicos animados por estas neuronas electrónicas...

Pero la última frontera no es hacer robots más humanos, sino humanos hibridados con las máquinas. No solo cíborgs, con componentes biomecánicos que vayan sustituyendo órganos y extremidades dañadas, sino algo más profundo: la conexión directa de la mente humana con estas nuevas computadoras cognitivas.

Es posible que en un futuro cercano podamos incluso trascender la condición humana. Un futuro al que nos acercaremos desde El laboratorio del imaginante... y cuyas crónicas iré publicando en este blog, resucitado para esta nueva andadura.

miércoles, 27 de julio de 2011

De caza con los bushmen

Bueno, ya que escribo en el blog de pascuas a ramos -no os quejéis, bandidos, que me estoy dejando las cejas ya en una nueva novela-, voy a ir al grano y os voy a dar lo que queréis: sangre.
Porque la etnología está muy bien, sí, pero cuando pensamos en África y en bosquimanos, seguro que la imagen que tenemos en mente la mayoría es la misma: animales, supervivencia, caza.